Esta vela se relaciona con el dorado, con el color del sol, con la actividad que proporciona la luz solar.
Las velas doradas son muy usadas en rituales de elevación espiritual, pues este color se relaciona directamente con Dios y su metal asociado: el oro.
Este color en muchas creencias populares se lo relaciona con la envidia o el desprecio, pero no es muy fundada esta creencia, pues el color amarillo siempre fue el color de la divinidad. También se lo asocia a la ambición y el egoísmo, lo cual es el aspecto negativo de un sobreexceso de este color, pero en su justa medida no tiene por qué ser negativo.
En el hechizo mágico, se utiliza el color amarillo cuando se quiere obtener beneficios tanto materiales como espirituales. En el primer caso se relaciona con el trabajo, la sana ambición, la riqueza, la fortuna, el brillo y el esplendor. En el segundo caso con la claridad de pensamiento, la intelectualidad, la memoria, la luz espiritual y la evolución de la conciencia.