Entre mitos y realidades, los momentos previos a morir encierran misterios.
Expertos nos despejan algunas dudas:
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de noviembre.- La muerte es sin duda, uno de los temas que más llama la atención por toda la incertidumbre que le envuelve, quizás por eso, es uno de los temas que más fascinan e intrigan a la humanidad.
Desde pensar en la existencia de una vida en el más allá hasta la imaginería de un retorno en otro cuerpo o, por supuesto, la mera extinción.
Renata Roa, consultora en Imagen Pública y especialista en Imagen Física, explica que en la comunicación visual existe algo que se llama la máscara de la muerte y que se presenta en los últimos días de la persona.
«Ésta consiste en un oscurecimiento alrededor de los ojos, en la parte del temporal, que es acompañada por un adelgazamiento de la piel. ¡Ojo!, hay que tener cuidado y no confundirlo con el resultado natural de algunas enfermedades, porque en ocasiones se puede presentar un oscurecimiento por problemas en el hígado, generadas por situaciones de mucho estrés o constante enojo.
«Cuando se trata de la cercanía de la muerte se ve como una máscara. Las culturas orientales piensan que ésta se presenta cuando el alma comienza a dejar el cuerpo, como una forma de irse preparando», confirma Renata.
Esta señal es común en la gente que padece de cáncer. «Me ha tocado ver esta máscara en gente que padecen esta enfermedad y sí, se ve un relajamiento brutal en la zona de los ojos, además algo que también destaca es la pérdida del brillo en la mirada, que está fuertemente vinculada a la vitalidad y pasión que tenemos las personas por la vida. Sin duda, es un una forma de observar que la muerte está próxima», concluye.
Voces del más allá
Este es un mito muy popular, de ahí que en el lecho de muerte, la gente decida hablarle a su ser querido y en ocasiones hasta ponerles su música favorita, para que se lleven un grato recuerdo.
Pero esto podría ser una mentira, comenta Marco Bernal Ramírez, coordinador general de Emergencias de la Dirección de Salud de Chimalhuacán.
«En cuanto a la pérdida del oído, olfato, gusto, tacto y vista, eso es muy subjetivo, porque no es la misma percepción que tiene una persona conciente a una en pleno lecho de muerte, son sentidos nociceptivos, encargados de detectar y procesar la sensación dolorosa, que quiere decir que va de acuerdo a lo que ellos están captando del medio externo hacia dentro y su interpretación cerebral; entonces decir que una persona cuando fallece, el último sentido que pierde el oído es muy relativo, nada te asegura que el paciente te está oyendo, viendo u oliendo, eso sólo lo puede decir alguien que esté perfectamente consciente para decir cuáles son las percepciones que está teniendo», ratifica.
Al respecto, expertos comentan que cuando el paciente muere, la actividad cerebral cesa. El oído es, en su principio, un instrumento mecánico que sigue recibiendo y transmitiendo el sonido, pero al llegar éste impulso a la parte nerviosa, ya no hay actividad. Por otro lado, está el caso de personas que han sido declaradas muertas (muerte cardiovascular, no cerebral) y son revividas después de tres, cinco y hasta 60 minutos, y que son capaces de referir conversaciones que ocurrieron cuando ellos ya estaban, técnicamente hablando, muertos, ya que su cerebro seguía recibiendo las señales.
El último aroma
También se dice que en el ambiente se percibe un olor a muerte cuando alguien está a instantes de morir. Ese es un comentario muy común, principalmente cuando se trata de gente mayor.
Marco Bernal, confirma que sí existe ese aroma. «Cuando una persona está falleciendo lo que pasa es que todos sus esfínteres, específicamente el anal, se relajan y salen todo el gas intestinal que contiene. Entonces el tan conocido olor a muerte no es otra cosa que gas del intestino», finaliza.
Sea como sea, lo que se ha descubierto es que la cercanía de la muerte por enfermedad es factible reconocerla por las señales de degradación corporales, y en el caso de traumatismos por accidentes, por la desorientación que deja vulnerables a la irrigación vascular y el sistema nervioso, y que inevitablemente llevará al ocaso de una existencia.
Fuente: excelsior.com