Entre hadas y gnomos, los 7 hayedos que jamás podrías imaginar en España

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A pesar de su carácter atlántico, los bosques de hayas han penetrado hasta el centro de la península, llegando a La Rioja, a Guadalajara y a Madrid, con los hayedos más meridionales de la península. Entre hadas y gnomos, recorremos siete tesoros naturales.

En otoño los bosques se renuevan para mostrar una belleza tan espectacular, que produce vértigo. Estas frondosidades se tornan ocres, rojizos, naranjas y amarillos, con tonos tan puros, que resulta imposible plasmarlos tal y como son en realidad.

Los bosques de hayas inundan el otoño con una riqueza cromática única e inimitable. La magia de estos árboles, que suelen alcanzar los 40 metros de altura, produce un singular juego de colores. Los hayedos de Europa forman una riqueza natural milenaria que se extendieron rápidamente desde finales de la era glaciar.

Tejera Negra, Guadalajara

Pertenece al selecto club de los hayedos declarados Patrimonio Mundial. Este bosque es un icono de Guadalajara. En pleno Parque de la Sierra Norte de Guadalajara, en la vertiente de Ayllón, se esconde este ecosistema único en el centro peninsular, ya que los hayedos son más propios lugares húmedos y más al norte Sus ejemplares, relativamente jóvenes conforman un bosque de postal.

Partieron de algunos refugios aislados de los Alpes, los Cárpatos, el Mediterráneo y los Pirineos, en un proceso que llevó miles de años y que continúa en la actualidad, a pesar de la fragilidad de los ecosistemas.

Afortunadamente el haya es un árbol fuerte y en nuestro país encontró un lugar ideal para seguir extendiéndose y forrando los paisajes. A pesar de su carácter atlántico, estos bosques han llegado hasta el centro de la península.

Los Cameros, La Rioja

Camero Nuevo es pura exuberancia de hayedos y robledales. Allí se encuentra el Parque Natural de la Sierra Cebollera que, junto a las sierras de la Demanda y Urbión, forma el meollo del Sistema Ibérico.

En Villoslada está el Centro de Interpretación del parque, inmejorable comienzo para adentrarse en los senderos de la cuenca alta del río Iregua en busca de colores otoñales.

Los bosques de hayas en España, son los hábitats de hadas y gnomos, lugares mágicos donde corretean entre sus troncos.

Los hayedos, que se dispersan entre valles, cumbres, barrancos, son una invitación al silencio, a un recorrido donde el único sonido, casi imperceptible, es la caída de las hojas. Impulsan a un paseo terapéutico y fascinante, tanto para el alma como para el cuerpo. Sin duda, el haya es la reina del otoño, la que domina las áreas montañosas de clima húmedo. Y aunque de vocación solitaria, suele formar bosques mixtos con abetos, tejos, abedules, serbales y acebos.

Pocos árboles son tan tenaces como esta amante de las umbrías, que resiste el órdago invernal. La frondosidad y altura de su copa, deja escasas posibilidades a otros árboles que la acompaña en la penumbra del sotobosque. Sus largas ramas se dispersan como brazos, y ocupan todo el espacio que encuentra a su alrededor. En estos bosques, junto a las hadas y los gnomos, conviven jabalíes, nutrias, lobos, corzos y ciervos. En otoño es tiempo de caminar entre senderos cuajados de hayas. Y hoy recorremos siete hayedos que te enamorarán.

Urbasa, Navarra

En algún momento de la historia, en el borde del balcón de Pilatos se detuvo el tiempo.

Caminar por Urbasa es abrirse paso entre una frondosa vegetación donde dominan las hayas.

Durante siglos, este bosque fue explotado para la obtención de leña, carbón y pastos. Aquí, entre los bloques de rocas calizas desprendidos del acantilado crecen hayas centenarias.

Y el haya sobre la piedra, es una imagen única.

Montejo de la Sierra, Madrid

Las tierras de la conocida como Sierra Pobre, antaño utilizadas por los nobles para la caza, hoy protegen el hayedo de Montejo.

Esta joya trepa por la parte umbría de El Chaparral, un monte de 250 hectáreas llamado así por sus chaparros. Se dice, que si se recorre al amanecer o al atardecer, puede verse a los duendes y a las hadas que lo habitan.

Es Patrimonio Mundial y está integrado en la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón.

Saja Besaya, Cantabria

El Cantábrico esconde algunas de las masas forestales mejor conservadas de la península Ibérica.

El Parque Natural Saja-Besaya, flanqueado por las cuencas de los ríos a los que debe su nombre, ostenta un bosque de ensueño, representado por el haya y su compañero inseparable, el roble.

Para saborear este bosque, es interesante visitar antes el Centro de Interpretación situado en la aldea de Saja.

Selva de Irati, Navarra

A esta selva se accede por Orbaizeta, en su zona occidental, y por Ochagavía, en la oriental.

La Selva de Irati es el reino de las hadas, el rincón de la magia, el icono de la belleza.

Con más de 17.000 hectáreas, es el bosque más extenso de Europa, tras la Selva Negra .

Su hojarasca de hayas y abetos componen una sinfonía de amarillos, rojos y cobrizos que haría palidecer de envidia al pintor más afamado.

La Pedrosa, Segovia

También conocido como el hayedo de Riofrío de Riaza, forma, junto con el de Montejo y el de Tejera Negra, una legendaria tríada de rarezas en el centro de la península.

De los tres, este es el menos conocido, y al que se llega por carreteras más secundarias.

El hayedo trepa por fuertes pendientes acompañado por robles, serbales, acebos, abedules y tejos.

Cerca, interesante el santuario de Hontanares.

Espero que os guste!!

Asun Vidal.